Nota: 7
La esclavitud en Roma (página 280, 281)
En la sociedad romana los esclavos desempeñaban un papel muy importante como mano de obra, entre otros motivos porque los ciudadanos romanos consideraban indigno el trabajo manual. Los ciudadanos debían dedicarse a actividades útiles y las más provechosa y merecedora de este calificativo era la política. Así pues, gran parte de la prosperidad económica del pueblo romano se debió al trabajo de los esclavos que, sobre todo a partir del siglo II a.C., llegaron en gran número procedentes de las victorias en guerras exteriores.
La esclavitud era defendida y aceptada por la mayoría de los ciudadanos, aunque algunos la criticaron e hicieron lo posible para suavizar la dura situación de muchos de ellos. Los esclavos, eran propiedad absoluta de sus dueños, estaban totalmente sujetos a ellos, hasta el punto de que no podían poseer propiedades ni tener familia. En caso de tener hijos con otros esclavos, pasaban a ser propiedad del dueño.
Arco de Constantino, Roma |
Siempre me preocupa que mis esclavos caigan enfermos y mueran, sobre todo los más jóvenes. Pero puedo darles libertad antes de que mueran. Y también les permito hacer testamento. Fuente: Plinio el Joven en una de las cartas que escribía a su amigo.
¡Dioses celestiales! ¡ Que hombres tan miserables habían allí! Hombres cuya piel estaba pintarrajeada por cardenales amoratados de los latigazos, cuya espalda cubierta de llagas estaba más semioculta que protegido por unos harapos hechos trizas. Algunos cubrían tan solo su bajo vientre con un exiguo taparrabos. Todos los demás iban vestidos con túnicas tan destrozadas que, a través de sus jirones, dejaban ver totalmente sus cuerpos; su cabello, rapado por uno de sus lados; sus pies, presos en grilletes. Tenían la tez terrosa y deformes los párpados por la humeantes tinieblas del horno tenebroso y ardiente, hasta el punto de que estaban casi ciegos. Mostraban sus miembros una blancura repulsiva, por ir cubiertos de una ceniza de harina, a la manera de los púgiles, que luchan después de salpicarse el polvo. Fuente: Descripción de los esclavos que trabajan en el molino de harina, redactada por el escritor Apuyelo.
¡Dioses celestiales! ¡ Que hombres tan miserables habían allí! Hombres cuya piel estaba pintarrajeada por cardenales amoratados de los latigazos, cuya espalda cubierta de llagas estaba más semioculta que protegido por unos harapos hechos trizas. Algunos cubrían tan solo su bajo vientre con un exiguo taparrabos. Todos los demás iban vestidos con túnicas tan destrozadas que, a través de sus jirones, dejaban ver totalmente sus cuerpos; su cabello, rapado por uno de sus lados; sus pies, presos en grilletes. Tenían la tez terrosa y deformes los párpados por la humeantes tinieblas del horno tenebroso y ardiente, hasta el punto de que estaban casi ciegos. Mostraban sus miembros una blancura repulsiva, por ir cubiertos de una ceniza de harina, a la manera de los púgiles, que luchan después de salpicarse el polvo. Fuente: Descripción de los esclavos que trabajan en el molino de harina, redactada por el escritor Apuyelo.
Esclavos romanos |
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